La primera vez que me hicieron esta pregunta, se me ocurrieron multitud de respuestas.
Y justo antes de comenzar a responder, paso por delante de nosotros un magnífico ejemplar de pura raza española, al ramal, siguiendo plenamente confiado a su propietario.
Durante unos instantes todos los allí presentes quedamos en silencio, observando aquel hermoso y noble animal.
Aquel maravilloso momento se fue convirtiendo poco a poco en tristeza cuando, uno tras otro, fuimos poniendo nuestra atención en el propietario.
Un hombre de unos cincuenta años, fumando un cigarrillo y con un sobrepeso bastante notable.
A ese caballo se le exigía equilibrio, ligereza, resistencia, fuerza, flexibilidad...
¿ Y qué nos exigimos a nosotros mismos para los caballos ? -pensé para mí.
Entonces me dirigí a todos los presentes y respondí algo parecido a esto:
"Podría daros muchas razones. Para evitar dolencias o lesiones, para mejorar nuestro estilo, para poder montar mejor y durante más tiempo, para conseguir más y mejores respuestas del caballo....
Pero hoy he aprendido una muy importante, por respeto.
Respeto a nosotros mismos, a la equitación y lo más importante, a nuestro caballo.
Y desde entonces, mi respuesta a esta pregunta es siempre la misma. Existen numerosas razones y todas ellas son muy importantes, pero el respeto es la única que contiene a todas las demás."
